Cómo afecta el invierno a nuestro sueño
A medida que las hojas caen y las temperaturas bajan, muchos de nosotros notamos un cambio en nuestros patrones de sueño. No es solo una impresión: la ciencia confirma que el invierno realmente tiene un impacto significativo en cómo y cuánto dormimos. El Dr. Raj Dasgupta, un destacado experto en medicina del sueño, señala que «si te sientes más inclinado a dormir durante el invierno, definitivamente no estás solo». Esta tendencia ha sido respaldada por investigaciones recientes1, destacando cómo las estaciones frías influyen en nuestro descanso.
La ciencia del sueño en invierno
Mayor necesidad de dormir
Investigaciones han mostrado que los adultos en América tienden a dormir más durante los meses invernales. Aunque se recomienda entre siete a nueve horas de sueño por noche independientemente de la estación, la llegada del invierno y sus días más cortos parecen extender estas necesidades. Un estudio en el Hospital St. Hedwig en Berlín encontró que los pacientes dormían cerca de una hora más en invierno, acompañado de un incremento significativo en el sueño REM.
REM y la calidad del sueño
El sueño REM, esencial para funciones críticas como la memoria y la regulación emocional, aumenta durante el invierno. Esto sugiere que, aunque la cantidad de sueño puede variar ligeramente, la calidad y la estructura del sueño experimentan cambios notables, posiblemente debido a la menor exposición a la luz solar.
Factores que afectan al sueño invernal
La luz y el ritmo circadiano
Nuestro ciclo sueño-vigilia está intrínsecamente ligado a la luz del sol. Con días más cortos, el cuerpo anticipa la producción de melatonina, preparándonos para el descanso más temprano. Este cambio puede hacer que sintamos la necesidad de dormir más, aunque nuestras obligaciones diarias permanezcan constantes.
Otros factores conductuales
El invierno también trae consigo «jet lag social», estrés por las festividades y cambios en la alimentación y actividad física, todos los cuales pueden alterar nuestros patrones de sueño. La acumulación de estos efectos conductuales puede hacer que el descanso adecuado sea más esquivo durante esta estación.
Adaptándonos al invierno
Ajustes prácticos
Para combatir los efectos del invierno en nuestro sueño, podemos realizar ajustes prácticos. Establecer una rutina de sueño consistente y buscar exposición a la luz natural o terapia de luz en las mañanas puede ayudar a recalibrar nuestro reloj biológico. Además, mantener un ambiente propicio para el sueño, libre de distracciones y cómodo, es crucial.
Terapia de luz y ambiente de sueño
Para aquellos que experimentan una disminución significativa en el ánimo durante los meses más oscuros, la terapia de luz puede ser especialmente beneficiosa. Complementariamente, asegurarse de que nuestro entorno de sueño sea óptimo es un paso fundamental para mejorar la calidad del descanso.
Conclusión
El invierno no solo cambia el paisaje que nos rodea sino también la manera en que nuestro cuerpo gestiona el sueño. Reconociendo y adaptándonos a estos cambios, podemos asegurarnos de mantener un descanso reparador y un bienestar general durante toda la estación. Este año, al observar cómo las noches se alargan, considera cómo estas variaciones estacionales afectan tu sueño y toma medidas proactivas para ajustarte. Tu cuerpo y mente te lo agradecerán.
- Seidler, A., Weihrich, K. S., Bes, F., De Zeeuw, J., & Kunz, D. (2023). Seasonality of human sleep: Polysomnographic data of a neuropsychiatric sleep clinic. Frontiers In Neuroscience, 17. https://doi.org/10.3389/fnins.2023.1105233 ↩︎